Cuando hablamos de las consecuencias del cambio climático se hace alusión a las altas temperaturas, la sequía, las lluvias torrenciales… Pero es que todo ello, a su vez, afecta directamente a los cultivos.
Cuando se plantan hortalizas en un huerto, por ejemplo, y no se riegan o se encharcan o han de soportar temperaturas extremas corremos el riesgo de que no se puedan acabar por consumir. Es por ello, que se deben tener en cuenta este tipo de situaciones para encontrar qué cultivos son resistentes, o cuáles podemos plantar en cada época o lugar, en función de la propia naturaleza.
En este sentido, unos científicos de los Países Bajos buscan cultivos que puedan soportar las olas de calor y las sequías.
Programa europeo contra el cambio climático
Climate Now, el programa mensual de Euronews, analiza lo que realmente está sucediendo en nuestro planeta. En concreto, y en esta ocasión, indican que las investigaciones apuntan a encontrar la manera de conseguir alimentar a ‘todos’ en un planeta que, con el tiempo, será más caluroso.
«Podemos aprender mucho de la naturaleza si observamos diferentes entornos y vemos cómo las plantas, en su entorno natural, hacen frente al estrés al que están sometidas«, declara Wilma van Esse, profesora adjunta de Biología del Desarrollo Vegetal de la Universidad de Wageningen.
Temperaturas por encima de la media
Los números registrados según el programa sostienen que el pasado mes de junio (de 2022) fue el tercero más cálido hasta el momento, con una media de 0,3 grados por encima. Habrá que ver los datos de este junio que vamos a terminar. Europa ha sufrido varias olas de calor como la actual en los últimos años, batiendo marcas en muchos países diferentes, entre los que destacan los 32,5 grados en Banak, en el norte de Noruega; lo que significan casi 20 grados por encima de la media en ese mes.
Adaptación al medio
Por todo ello, se hace necesario encontrar variedades de trigo y cebada que sean capaces de hacer frente a las olas de calor y a la sequía. «Tenemos pérdidas de rendimiento debidas, por ejemplo, al calor extremo en la India, o a la sequía que hemos visto en Europa. Esos fenómenos, basándonos en lo que sabemos ahora del cambio climático, se producirán más a menudo en el futuro», señala Wilma van Esse.
No podemos perder más tiempo. El proceso de identificar nuevos tipos de cultivos capaces de producir rendimientos aceptables bajo altos niveles de estrés, puede llevar décadas. Por esta razón, se deben exponer diferentes variedades de cebada de todo el mundo a distintos niveles de olas de calor y sequías, en un entorno controlado. Las plantas responden de forma diferente, según su edad. «Si la sequía se produce al principio del crecimiento, una planta puede desarrollar menos brotes laterales. Pero, si se produce más tarde en el crecimiento, si hay más calor o sequías… puede que, al final, tengamos menos semillas«, según subraya la profesora adjunta de Biología del Desarrollo Vegetal de la Universidad de Wageningen.
Para mantener un alto rendimiento también se necesitan raíces sanas. Y muchas variedades de cebada no pueden crecer bien en suelos secos. Así que, Viola Willemsen se propone identificar los rasgos genéticos de los sistemas radiculares más resistentes.
Los científicos tienen aquí un largo trabajo por delante para identificar este tipo de cultivos. Es vital encontrar la manera de poder seguir cultivando con las circunstancias actuales. Necesitamos poder seguir consumiendo alimentos y hay que adaptarlos a este clima.
Por supuesto, en paralelo, todas las medidas que se pongan en marcha para que estas consecuencias tan negativas puedan frenarse, e, incluso, llegar a acabar con ellas, son muy importantes. En las manos de cada persona está contribuir a construir un futuro más sostenible, más verde y con mejor calidad de vida.