El concepto de “ciudad esponja” es un modelo urbanístico por el que aquellas ciudades con lluvias torrenciales, monzones o demás problemas climatológicos relacionados con el agua sobre todo, se solventen gracias a los materiales con los que se construye el mobiliario urbano.
Gracias a estas ciudades esponja se evitan inundaciones, deterioro de edificios o de infraestructuras públicas. Además, se puede aprovechar ese agua para poder disponer de ella cuando sea necesario o para el riego de parques y jardines.
Origen y razón de ser de las ciudades esponja
El precursor de la ciudad esponja es el arquitecto y paisajista Kongjian Yu, de origen chino en el año 2000. Sin embargo, el punto de partida surge de que las urbes occidentales utilizan materiales poco permeables al paso del agua, además de que se construyen sobre sus cauces naturales. Es decir, que se origina en China, pero precisamente porque se da cuenta de que los materiales que utilizamos en occidente entorpecen la disponibilidad del agua.
Sin embargo, una ciudad esponja aprovecha toda la infraestructura urbana verde. Empezando por desde la revegetación de superficies impermeables hasta los techos verdes y humedales construidos. Con ello se consigue una mejor disponibilidad del agua, su calidad y reducción de inundaciones.
En China, tienen como objetivo conseguir en 2030 que el 80% de sus áreas urbanas absorba y se reutilice, como mínimo, el 70% del agua de lluvia. Se trata de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) más ambiciosos pero más importantes en lo que al aprovechamiento del agua se refiere, tal y como exponen desde la ONU. El agua es un bien muy necesario, que con el cambio climático, cada vez peligra más.
Hay ciudades que están urbanizadas en contra de la naturaleza, ubicadas sobre cauces, ‘recuperando’ espacio del mar. Todo esto acaba pasando factura en las vidas de los ciudadanos. Es por ello que las ciudades esponja, pero también todas las soluciones que ayuden a aprovechar al máximo los recursos y mitigar los impactos negativos del cambio climático son, cada vez, más importantes. Especialmente en las grandes ciudades, es fundamental poner en marcha todas las medidas posibles para frenar los efectos adversos que nos está trayendo el cambio climático.
Tú no puedes cambiar una ciudad entera, ni la infraestructura o los materiales del mobiliario urbano. Pero sí puedes empezar con otros pequeños gestos, como apostar por los huertos urbanos o las cubiertas verdes en tu edificio. Nosotros esta solución podemos dártela. Consúltanos sin compromiso.