El boom de las empresas que fomentan la horticultura

Cada vez es más común encontrar empresas que promueven los huertos urbanos en sus edificios. Según se extrae de una investigación llevada a cabo por el lnstituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), dentro del FertileCity, la agricultura urbana está en pleno auge, y esto se debe a la cantidad de beneficios que aportan. 

Por qué aumentan los huertos en las ciudades

Según estimaciones de FAO, en 2050, más del 65% de la población mundial vivirá en grandes ciudades o núcleos urbanos. Esto da lugar a un aumento de la demanda de alimentos, que se estima que se incrementará un 30%. La agricultura se enfrenta a grandes retos, ya que habrá menos mano de obra, pero se demanda más producción. Aquí pues, una de las razones por las que se aumentan los proyectos de huertos en las ciudades. 

Pero también hay otros beneficios globales, en el sentido de mitigar efectos negativos del cambio climático, mejorar la eficiencia energética, conseguir un mejor aislamiento, un aire más puro, etc. Incluso, los huertos urbanos se utilizan para terapias y actividades con el fin de ayudar a determinados colectivos. De ahí que algunas empresas quieran utilizar la mejora de habilidades o ventajas como la reducción del estrés y el trabajo en equipo, que aportan los talleres de horticultura. 

Horticultura en horario laboral

Empresas como Renault, Mahou San Miguel, Vass o Estee Lauder tienen huertos urbanos en sus instalaciones y los cuidan los empleados en horas de trabajo, tal y como se publica en este reportaje. 

“Los lunes y los viernes, en grupos de seis u ocho trabajadores, vamos al huerto que tenemos en la empresa para realizar las labores de cuidado, siempre en horas de trabajo”. Así lo expone Sonia Domínguez, responsable del área de medio ambiente de Vass en La Vanguardia. 

Es verdad que esta iniciativa puede formar parte de la estrategia de responsabilidad social corporativa (RSC) de la compañía. Pero cuenta con más ventajas desde otros puntos de vista como el medioambiental, el social y también el financiero. 

Es una actividad que “nos ayuda a despejar la mente, a liberar tensiones y a reforzar lazos entre el equipo humano, mejorando nuestra capacidad para trabajar en equipo y aumentando la productividad”, ha añadido Domínguez. A nivel medioambiental, es una manera de ayudar a crear “conciencia sobre el consumo de productos de cercanía y de temporada, sobre la optimización y reutilización de recursos y sobre el uso de materiales sostenibles, además de ser un auténtico sumidero de CO2”.

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